Tirando a matar, dándonos changüí, puro razonar, puro frenesí. Siempre fue así nuestra historia, que funcione o no, que esté bien o mal, vivirlo con vos para mi es la gloria. Sin escatimar, sin darnos de más, sin acelerar, sin tirar pa’ atrás. Siempre fue así nuestro asunto; le falta de acá, le sobra de allá, retocándolo, pero siempre juntos.
lunes, 21 de febrero de 2011
Tengo la mala costumbre, aunque no sé si es tan mala, de tirarme de cabeza al agua, simplemente porque a lo lejos vi algo que brilla, algo que me incentiva a tirarme. Así soy yo, cuando noto un poquito de esperanza me entrego completamente. Pero el problema es que ese poquito de esperanza, como viene se puede ir, y la única que queda desconcertada y perdida nuevamente, es quien les habla. ¿Será que me gusta arriesgarme? ¿O que simplemente soy una masoquista más? Que pone la cara para recibir la cachetada. La verdad no sé, no sé que esta bien y que esta mal. Solo sé que ese pedacito de esperanza vale más que cualquier otra cosa, porque es la señal de que no todo esta perdido, de que puedo intentarlo una vez más. Y justamente de eso se trata, de caerse, levantarse y volver a intentarlo, y si quedo llena de raspaduras de las mil caídas que tuve no importa, algún día las mirare y recordare todo lo que supere y eso me hará mucho más fuerte. Y mi conciencia queda tranquila, de que lo intente, que haya funcionado o no, es otra cosa.
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