Guardo en el bolsillo los sentimientos y ese rejunte de besos que no supiste aprovechar. Tengo un balde de lágrimas bajo mi cama, que cada noche solía usar. Tengo contadas las palabras que salían y volvían a entrar, con un grito tuyo queriendo mandar la situación, como si fueras tu quien guía el corazón. Nunca aprendiste a sobre llevar los problemas, era más fácil hablar y enterrar los sentimientos en la arena. Se que extrañas lo que guardo, que de vez en cuando los recuerdos te atrapan y tu también guardas, los besos que jamás te animaste a dar por miedo a fracasar.
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